Dada la situación actual confiemos que no volvamos a la penuria de los años cuarenta, porque como se está poniendo el patio veremos a ver dónde llegamos. Hasta los alemanes nos quieren hundir ahora con los pepinos. Primero fueron los bancos, las inmobiliarias, el exceso de consumo y muchas vacas gordas. Ahora la vaca está cada vez más flaca hasta el punto que ya no queda pienso ni alfalfa sembrada, Hay muchos agricultores sentados en el congreso que intentan sembrar, pero sin semillas, tampoco echan agua a las zonas sembradas por lo tanto no se podrá recoger cosecha alguna, en cambio si se pararan un poquito a ver que tipo de fertilizante le hace falta a esas semillas y que tipo de tierra es la más adecuada para sembrar verían que poquito a poco saldría ese cultivo.
Siempre mi esposa y yo nos hemos sorprendido de la historia de nuestros padres, de nuestros ancestros en general.
Es sorprendente la vida que vivieron, las penurias que pasaron y sobre todo el hambre. Cuenta mi suegro a veces que no tenían nada para comer durante días, nosotros lo vemos increible pero es cierto es la vida que vivieron. Habría personas que tendrían más cosas pero en tiempo de posguerra dificilmente se podría tener mucho.
Mi padre por suerte venía de una familia de panaderos y gracias a ello no le faltaba el pan, nunca mejor dicho. Pero aún así lo pasaron mal.
A menudo esas historias de niñez que recuerda (Paco) con un nudo en la garganta de familias con muchos hijos y que no tenían ni zapatos, son muy dramáticas.
Actualmente tenemos tantas cosas que no sabemos apreciar lo que valen. Hoy hablando con Paco (mi suegro) nos contaba que cuando salía de trabajar con catorce o quince años se apuntó por la noche a un colegio que tenía un maestro en su casa de la calle Ancha, siempre recuerda que iba de noche, lloviera, hiciera frío o como estuviera de cansado. El maestro le dijo que tenía que pagarle quince pesetas al mes por las clases que iba a recibir y él le dijo que no podía darle ese dinero junto pero que sí podía dar cincuenta céntimos de peseta cada día. El maestro vio tal interés y afán por aprender que le pidió que no faltara ningún día aunque no pudiera pagarlo, incluso las noches que el maestro no podía dar la clase sus hijas enseñaban a Paco.
Hoy día algunos jóvenes no quieren ni pisar las aulas, que paradoja.
La educación es un derecho, pero también es verdad que en los tiempos que corren las personas que no puedan tener acceso a ella no son inferiores a los que consiguen hacer carrera, cada una de ellas tiene mucho que aportar independientemente de los títulos que hayan obtenido.
Desde aquí el homenaje de una hija (Margo) y de mi a su padre y a tantas personas que han sufrido a lo largo de su vida.
El homenaje a un padre no significa mucho sin reconocer también el mérito de la madre. La persona que siempre está ahí para el marido y para los hijos, Carmela es una madre y una suegra estupenda, aunque suene raro decirlo (lo de suegra) "estupenda". por eso desde aquí la queremos felicitar por ser una persona maravillosa y con una vitalidad sorprendente.
Con mucho amor, margo y rafa.
1 comentario:
que palabras mas humildes y bonitas llenan los ojos de lagrimas
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